martes, 27 de mayo de 2008

Vacío

Honestamente, ya tenía medio armado mi kit de argumentos para hablar del vacío... pero como no comencé este post el día en el cual iba a hablar de ello, resulta que me he quedado tal y como versa el título de este post: Vacío. A ver... hagamos un esfuerzo... ojalá y no me pierda entre mis divagaciones como me suele suceder a veces...


En al película "Stand by me" vemos las memorias de un escritor acerca del último verano en el que convivió con sus amigos de la infancia. Esta serie de anécdotas es disparada gracias a una noticia que encuentra en el periódico acerca de la muerte violenta de uno de sus viejos camaradas.


Tras terminar de ver la cinta, uno queda con el buen sabor de boca de haber visto una historia donde los ideales de los personajes son llevados hasta la última de sus consecuencias. Durante toda la película notamos que hay una nostalgia y una melancolía impregnadas en cada frame de la misma, sentimos el vacío físico que rodea a los protagonistas a través de sus aventuras, sin embargo sabemos que se tienen los unos a los otros, sabemos de sus carencias personales, sin embargo estamos conscientes de que sus sueños los acompañan, aún hasta el final de sus vidas. Hay un vacío emocional en cada personaje que es llenado con la complicidad y camaradería que se tienen en común.

A final de cuentas, se siente un pequeño vacío tras saber la muerte de uno de ellos (curiosamente, el personaje de River Phoenix, quien en realidad dejaría este mundo años más adelante)... tras iniciar la secuencia de créditos finales, reflexionamos acerca de nuestro propio pasado, re-evaluamos a aquellas personas con las que nos hemos topado, le damos nuevos significados a esas personas, a nuestras vivencias en común y al notar la ausencia irrevocable de algunas de ellas en nuestras vidas sentimos que estamos ligeramente más solos... sentimos que el mundo se ha hecho un poco más grande con su ausencia y que el vacío no es la nada que les sustituye, simplemente es su falta de ser, de existir en nuestras vidas...


En, la que creo que es la ópera prima de Danny Boyle, "Tumba a ras de tierra" (perdonen, pero de ésta si ignoro el nombre original en inglés) vemos cómo la relación de amistad de tres individuos, jóvenes típicos de la generación X, se va deteriorando y hay mayor preponderancia del desinterés personal sobre la idea de bienestar gremial.


La simple idea de que un bien material viene a sustituir las carencias emocionales de los personajes es patética (en su acepción más ceñida a su definición etimológica). Vemos cómo un bien material compartido convierte a tres camaradas en monstruos egoístas que entre más consumen, más vacíos de sí mismos están... vemos cómo lo material desplaza a los principios, a las buenas costumbres, al amor fraternal y saca a flote lo más bajo y ruin del alma humana... no es de sorprender que las inverosímiles situaciones en las que se ubican los personajes no sean sino consecuencias naturales y castigos bien merecidos, totalmente correspondientes a sus actos. El vacío de sí mismos se proyecta a los demás y va creciendo en los personajes a lo largo de la trama. Hasta el punto en que olvidan la camaradería que otrora los uniera y los distinguiera entre sí del resto de los mortales. No en balde, hacia el final de la trama, cuando el abismo entre ellos es insalvable, el director nos inserta de manera melancólica la foto donde los tres están abrazados y sonriendo abiertamente... para llevarnos de nuevo al vacío total que quedara en aquella casa destrozada por la desconfianza y las trampas... y el vacío del alma relleno de dinero ganado a costa del sufrimiento y deceso de los que antes se amaban...

En "Y tu mamá también" (cómo olvidar la cinta que catapultó la mancuerna García Bernal- Luna a la fama internacional—y no nos olvidemos del grandioso “here comes the mayo” de la Molochísima), vemos la amistad de los charolastras verse afectada por la intervención de una enferma terminal de cáncer (¡madres! creo que conté el casi final de la película... ni modo). También vemos cómo la amistad que une a dos personas vacías, va decayendo conforme se van conociendo, mientras se rompen todos los cánones de respeto y se pisotean los derechos del otro en medida que se van midiendo a ver quién más chingón que el otro. Y el vacío crece más conforme más tiempo juntos pasan. El código charolastra se va diluyendo entre las mentadas de madre, las cojidas (la neta… ¡ay qué rico!) a la Verdum y los escupitajos en plena jeta… Y al final… tras violentar toda barrera en pos de la satisfacción rápida e inmediata… somos testigos de cómo un gesto, un impulso, un encarreramiento desbordado, una pasión (no entendida, ni justificada) crea el abismo más grande entre nuestros héroes… el vacío se manifiesta a plenitud tras haberse tocado mutuamente el alma en un putísimo beso…

He ahí tres ejemplos de cómo se ha tratado al vacío en el cine… En la literatura, baste con darle una hojeada a “El extranjero” de Albert Camus para darse cuenta de lo que es el vacío en la persona. El vacío es aquello que no nos permite estar a gusto ni con nosotros mismos, es lo que nos orilla a experimentar más, a buscar más, a vivir más, más rápido, más inmediato, más fugado, más elevado… con tal de no encontrarnos con nosotros mismos en un cuarto oscuro y sin nadie más…

El vacío nos deja esa sensación de no encontrar saciedad tras habernos acabado todo en la mesa, tras haber agotado un tema, una relación, un chiste, o incluso, una persona… el vacío se lo traga todo y nos lleva de la mano de la más abyecta insatisfacción hasta el punto de llegar a la más cabrona de todas las aburriciones. Le perdemos el sentido a la vida, hacemos cada vez cosas más extremas tratando de encontrar algo que nos diga que pertenecemos a eso… pero todo nos parece tan fatuo, tan superflúo que terminamos convirtiéndonos en personas totalmente complejas…

“Cuando crezcas sabrás que los chicos complejos son más atractivos” dice el buen Dr. House a una chiquilla de unos trece años. Y el comentario trasciende mucho más allá de la simple chanza sarcástica, o del ingenio del libretista. Habemos quienes buscamos en nuestra vida relacionarnos con personas más complejas que nosotros, porque esperamos que ese aire de sofisticación y misticismo que les envuelve nos deje al menos un leve dejo de sabor distinto en los labios o en la piel. Pero no es así… como con las cebollas, removemos capas y capas de mierda que nos descubre cada vez más como unas personas llanas y vacías. (¡No mamen!, ¡Antes muerta que sencill@!)

Y el mundo, la publicidad, los medios, el entorno social nos ofrece más y más cosas para no parecer unos simplones ante los ojos de los demás: ahora tengo el reloj sofisticado, ahora el gadget más chingón, que ahora visto “dolcheangabana”, ya deja de mamonear y tráeme a tu hermana, ahora soy Emo, ahora no, ahora escucho rancheras porque estamos en México, ahora escucho Indie porque es lo más “in”. Ahora se viene lo retro y rescato del closet aquellas prendas que se ponían mis jefes en los ochentas y de cuyas fotos me cagué de risa hace unos meses (¿ya te diste cuenta que cada vez que estamos al borde de una pinche crisis económica se viene de moda lo retro y lo “vintach”?) Ahora voy a ser cineasta y mañana voy a cambiar al mundo con todos los choros mareadores que expongo en mi blog, ahora le voy al Atlas, ahora no, ahora soy azulcasimorado, ahora soy multicolor, quesque ser bisexual está de moda en la condechi, quesque andar en los burlesques es la neta del planeta, que lo mexicano es naco y lo mexicano es chido, tons (verdá de Dios) todo lo naco es chido, que no es naco, ni es chido, se le llama kitsch, que se le llama kish, que se le llame como sea… es una reverenda mamada, yo creo que sí (pero no negarás el encanto que tiene una figurita del Santo de plastiquito duro, de ésas que venden en los mercados .o las muñequitas que sólo mueven los ojitos si las acuestas, esos… ésos sí, para que veas son inmortales….)

Nos montamos disfraces, etiquetas, títulos nobiliarios, ceros a favor en nuestros cheques, que la moda es andar con nalgonas, pos a mí me laten las chichonas, que las gordis son más cachubis porque le tienen que meter más empeño al despeñadero, que el orgullo chilango y el orgullo gay son pero no se parecen, que si como para acompñarme, que si trago pa’ recompensarme, que si vomito lo que como, si es así, mejor ni como, pura agüita y lechuguita, que si no suelto mi flor soy apretada, que si la regalo de puta no me bajan, que el sexo es amor, y que el amor es pura maldición, mejor sexo sin amor, hola me llamo Juan ¿cojemos?, a que sí, a que no, tons a la chingada, no por favor, que la vida con Coca-Cola es mejor, y a mí se me subió todo el maldito colesterol, que la edad no importa, pero no es lo mismo los tres mosqueteros que 20 años después, ¿y tú que me ves?, lo pinche feo que estás, que ya me desesperaste, que ya bailó Bertha la amistad, que yo soy azul, yo amarillo y yo verde… ¡ah chingá! ¿pos qué estamos hablando de tamales?

En la búsqueda de nuestra identidad y de las opciones que se nos ofrecen, buscamos alguna con la cual nos sentiremos plenamente identificados. Buscamos un grupo en medio del cual nos sintamos acompañados y, de igual manera, únicos y especiales. Que los muchachos chidos de la película gacha, que los fresas, que los punketos, los de aquí, los de allá, los de acullá, jijijí, jajajá… que si caminas arrastrando los pies eres un puto LUSER ( sí, así lo quise poner con “u”), que si caminas como si la trajeras dentro mirando al sol, eres un triunfador, no mames, seamos cool, caminemos en cámara lenta como en las pelis… si wey cómo no… y la musiquita de fondo es pendeja o qué… chale, pos entonces traite el compat de Moby…

Justificamos nuestras carencias afectivas acusando a nuestros padres y a nuestras familias. Que si me diste mucho amor, que me ahogabas de atención, que si le pegabas a mamá, que siempre te ví con tu puto babero, se llama mandil, pos eso… Que el Trastorno Bipolar me hace reír y llorar, que yo tengo TDA y por eso me la vivo en la pendeja, no… perdóname pero pendeja la que te hizo caso, pero si es igualita a como se comportaba mi mamá, ah pinche edipito cagado, que quiero que sea virgen, casta y puta, digo pura… que las familias estelares o de constelaciones, ah si… pos que se vayan con el carnal de las estrellas, que si estás traumado o sólo naciste así, sin oxígeno mientras nacías, que es una tara, o de plano una tarada, o un tarado según sea el caso, que contigo pura chacota y no se puede hablar en serio, por favor… si de broma en broma la verdad se asoma…

El vacío es esa falta de uno mismo de la que hablaba antes (o al menos eso creo), es esa sensación de no saber ni dónde tenemos la cola, si ya la empañamos, si la limpiamos bien o simplemente ni cuenta nos habíamos dado de que la teníamos. El vacío nos compromete a un comportamiento consumista en una cultura social que le rinde tributo precisamente a ese consumo. Si quieren leer una buena novela sobre el vacío y sus devastadores efectos en las personas les recomiendo American Psycho y Glamourama de Easton Ellis.

El vacío es el mal sabor de boca que te queda en la mañana cuando despiertas al lado de alguien sin tener puñetera idea de quién es. El vacío es la pérdida de la fe en un mismo por abandonarse a los apetitos que nos sugieren los demás. El vacío son los demás que nos exigen ser como todo mundo menos como nosotros mismos. Porque reírte de una broma simple te convierte en un espíritu llano y pendejo, porque no preocuparte aunque te esté cargando la chingada es tomar la vida con ligereza y ser irresponsable, porque te tienes que bajar los calzones para que te “fistié” tu jefe cada vez que se quede insatisfecho con su vieja, su secre y su amante, o simplemente porque tu jefe o jefa son unos pobres diablos ahogados en dinero y prestigio, pero que cuando llegan a su casa se meten su lana y su prestigio por el culo porque no soportan el silencio y la pared vacía de sentimientos y repleta de remordimientos que les refleja su propio vacío interno. Vaya descubrimiento, el jefe te fistea porque quiere que tu existencia sea más pinche que la de él… porque a pesar de todo su poder, su vacío es más profundo que el tuyo…

El vacío es la ausencia del amor propio reflejado en los demás: como yo no me quiero lo suficiente me buscaré a alguien que me acepte a su lado aunque me haga cagada en el proceso. O de plano a follar que le mundo se va a acabar… y chiquita y no te la acabas. El vacío es la soledad impenetrable que te queda tras haber pasado un fin de semana increíble con tus cuates y tu vieja, un fin de semana lleno de excesos, sexo, drogas, alcohol, pendejadas y mucha risa. Es la opresión que sientes cuando sabes que la fiesta va aterminar y no quieres dejar morir la noche... porque sabes que en la mañana quien va a querer estar muerto vas a ser tú....

El vacío es no tener un lugar donde poder cimentar tus pasos, te hace perder el piso y te lleva a suponer la vida en vez de vivirla. Supongo que si me ven con una wereber me voy a ver como triunfador, supongo que si me comporto como potentado aunque viva como mendigo… jamás perderé el estilo, supongo que te caigo bien, supongo que no, supongo que el mundo sólo se rige por los poderosos que le dan rienda suelta a los apetitos de sus gónadas… y si es así… ¿porqué me cargo estas “blueballs”?

El vacío nos arrebata los sueños, las metas, los motivos, nos convierte en conformistas, cuando no en perros ambiciosos, siempre llenando esa ausencia con algo que no nos recuerde que ya no nos parecemos en nada al adulto que soñábamos con ser de niños y cada vez estamos más cercanos a los adultos que nos limitaban y nos castigaban o a aquellos que nuestros modelos censuraban… el niño que llevamos dentro nos mira y se vomita del asco que podemos llegar a ser. El vacío es la tristeza de ese niño interno que, deprimido, nos mira con reproche porque lo hemos convertido en lo más alejado a sus sueños y expectativas.

El vacío nos convierte en monstruos a los que, con un chingo de trabajo, apenas soportamos mirar en los espejos. Ese mismo vacío nos resta voluntad y nos vuelve voluntariosos. Nos empuja a la solución fácil, a la menos exigente, nos va restando calidad… nos va quitando lo que somos… lo que queríamos ser…

No es fácil buscar un cierre optimista con respecto a este tema… pero el vacío existe y ocupa un lugar… el lugar de todo lo que te falta para estar bien, ya no se diga ser feliz...

¿y tú… qué tan vacío estás?

2 comentarios:

ana dijo...

He visto mi blog por aquí enlazado. Gracias por tu apoyo, he visitado también éste tuyo y me ha gustado eso de que hay algunas personas que buscamos gente que se sale de lo normal; yo soy una de ellas.
Encantada de conocerte,
un saludo,
ana, http://diablillos-emocionales.blogspot.com/

Gaz dijo...

Geniales definiciones personales para el vacío.
Un saludo :)

En las fauces de una fiera llamada vida...

La vida es una vieja gorda que juega damas chinas con la muerte, bebe cocteles exóticos y deja que la muerte le meta la mano debajo del vestido. No es lisonjera ni condescendiente, se burla de nosotros y nos rige bajo las leyes de un tal Murphy.

En fin, ésta pretende ser la crónica del deambular de un ente por los rollos de grasa de la gran vieja gorda. A veces con paseos por sus fauces amén de ser masticados como carne corriosa y deglutidos como un bocado suculento... Con tal de no terminar siendo parte de sus flatulencias musicales...

Sean bienvenidos a este bufete, donde todos compartimos lugar en la mesa, sin que necesariamente estemos sentados a disfrutar de él...

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