martes, 6 de mayo de 2008

¿Todavía existe la Magia?

Hace algunos años vi una caricatura en un periódico donde veíamos a un matrimonio en edad avanzada sentados en un sofá. Ella leía con atención un artículo de una revista, mientras Él miraba el televisor. En una nube de pensamiento, Ella repetía lo que decía el artículo que le interesaba: "Aquí dice que las personas que llevan mucho tiempo juntas, pueden llegar a desarrollar cierta empatía, al grado que una sabe lo que la otra está pensando", mientras tanto en el globo de pensamiento de Él se leía: "No es cierto".

Un chiste gráfico en cierta forma cruel.

Lo cierto es que la Magia entre dos o más personas se da. Ignoro si realmente se trata de empatía, telepatía, poderes Jedi o simple mimetización social. Pero de que el efecto (fenómeno u lo que sea que se llame o denomine) saca de onda y destantea, lo hace.

Alguien me dijo que se trataba de una derivación de la ley de atracción (si, esa mera, la del Secreto) y pue´que, pero francamente creo que va mucho más allá de eso. Yo me refiero a la Magia que hace que dos o más personas se comuniquen sin necesidad de estar compartiendo el mismo espacio físico y temporal. Un ejemplo de ello es que alguien se levante por la mañana y evoque a otra persona, a una muy especial, y de repente suene el teléfono y sea esa misma persona evocada... eso es como... Magia. Una conexión fuerte e inexplicable.

Algunos más le llamarían inconsciente colectivo o consciencia gremial... y eso me ha pasado. Tengo un par de buenos amigos con los que salía comúnmente, y con los cuales compartía a veces reacciones o gustos, que de tan coincidentes, daba pauta a situaciones muy ridículas. Estas eran tales como tomar al mismo tiempo la misma cosa, o caminar de noche por las calles y si estaban apagados los postes de luz, a nuestro paso se iban prendiendo (si, como vil video de Michael Jackson) o el hecho de que los tres dijéramos la misma frase o complementáramos la idea del otro.

Eso tiene que ver, creo yo, con vínculos. Qué tanto nos vinculamos a la gente que apreciamos y con la cual nos identificamos.

En lo personal, comparto este mimetismo mágico con mi esposa, al grado de llamarnos al móvil al mismo tiempo o con una pequeña diferencia de tiempo. Incluso llegando a hacer acuerdos aún antes de verbalizarlos. Es esta Magia que nos hace especiales a los ojos del "otro" y que a su vez distingue a ese"otro" ante nuestro corazón del resto de las personas.

¿Coincidencia?... ¿mera probabilidad y estadística aplicada? No lo sé... pero es un instante que compartimos con alguien más que lo hace único y muy privado e íntimo. Una experiencia que no podemos compartir así como así con el resto de los mortales... Magia.

Recuerdo con mucho cariño cuando mi esposa y yo soñamos de manera muy similar a nuestro hijo antes de que éste naciera. Y las ocasiones en las cuales, sin verbalizar, me convertía en cómplice de mis amigos para realizar alguna que otra tropelía. Esa comunicación implícita que no necesita más que una mirada, una evocación a la distancia, una caminata sincronizada, un gesto compartido, un mimetismo íntimo... Magia.

¿Todavía existe la Magia?

Creo que eso depende de cada uno de nosotros y las personas a las que consideremos especiales y que asímismo nos consideren a nosotros de esa forma.

¿De quién te acuerdas en este momento? ¿Estará pensando en tí? ¿Y si le llamas y le dices que lo evocabas? No importa que le hayas visto apenas esta mañana. Quizá en este momento esté pasando por lo mismo. ¿Por qué no invocar esa Magia?

¿Por qué no permitirnos crearla y diseminarla? Participar de ella. Estar en ella. Ser la Magia misma.

¿Todavía existe la Magia?

Yo creo que sí.

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En las fauces de una fiera llamada vida...

La vida es una vieja gorda que juega damas chinas con la muerte, bebe cocteles exóticos y deja que la muerte le meta la mano debajo del vestido. No es lisonjera ni condescendiente, se burla de nosotros y nos rige bajo las leyes de un tal Murphy.

En fin, ésta pretende ser la crónica del deambular de un ente por los rollos de grasa de la gran vieja gorda. A veces con paseos por sus fauces amén de ser masticados como carne corriosa y deglutidos como un bocado suculento... Con tal de no terminar siendo parte de sus flatulencias musicales...

Sean bienvenidos a este bufete, donde todos compartimos lugar en la mesa, sin que necesariamente estemos sentados a disfrutar de él...

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