lunes, 5 de mayo de 2008

Analógico contra Digital

Desde hace casi 10 años me he dedicado a realizar videos y cortometrajes, y hasta hace 5 años lo he hecho a nivel profesional. Siempre motivado a cimentarme una base sólida que me lleve a cumplir mi sueño de ser cineasta.

Apenas, hace unos meses pude tocar una cámara de cine, operarla y rodar con ella algunas escenas de un cortometraje. Todo ello como colofón a un curso de fotografía para cine y video que acabo de tomar.

A pesar de que llevo años trabajando con cámaras de video analógicas (beta, VHS, super 8 y Hi 8) y digitales (mini DV), trabajar con cámara de cine (aunque sea de humildes 16mm) es una experiencia totalmente mágica.

El visor de la cámara de cine es muy analógico, incluso ambiguo y muy caprichoso, mirar por ahí puede llegar a ser una tortura y un completo acto de adivinación. En video tenemos la sensación de tener control sobre lo que se ve por la mirilla. Pero el video tiene un sabor artificial que satura el gusto y da el mismo resultado que la hamburguesa más elaborada y compleja del menú de Mac Donald´s: muchos ingredientes que no te dan ninguna satisfacción real.

La mirilla de la cámara de cine me remontaba a mis clases universitarias de fotografía en las cuales el profesor nos mostraba su museo personal de cámaras Pentax. El hecho de no poder confiarse de la inteligencia artificial del aparato para enfocar, obturar y determinar la cadencia de los acercamientos, nos da la verdadera responsabilidad sobre lo que capturará en el sustrato del filme.

Lo digital está muy bien para poder manipular la realidad y hacer una hiperrealidad de una misma vez u ocasión. Anteriormente a esta revolución digital de los medios, en la que cualquiera es capaz de hacer una grabación hasta con un teléfono celular, captar movimiento con una cámara de 8mm de cine casero tenía mucho encanto, y más ver esas películas amateurs proyectarse en alguna pared de la casa con la familia reunida. Quizá ese sea el verdadero sabor de lo analógico: que hay personas involucradas rozándose mutuamente en una especie de rito, cada vez más perdido, llamado convivencia. A través de la convivecia la gente se conoce, se desconoce, se engaña y se desmiente in situ. Uno puede mirar a los ojos del interlocutor, y sentir su presencia mientras se discute acaloradamente sobre un tema X, o bien se puede contar un chiste o hacer una broma que bien puede terminar en una sonora tormenta de carcajadas o bien, en un marasmo de abucheos. Todo en tiempo real, grabándose en el disco duro de nuestra memoria y de nuestro corazón.

Lo mismo se puede hacer desde la comodidad de mi computadora, puedo reunir a mis "amigos" en un chat o en una ventana de mensajero, mientras platico de literatura con uno, otro me cuenta cómo le ha ido con su nuevo amor de internet y una más me platica lo difícil que ha sido su día desde que ya casi nadie se desea los buenos días en la oficina. Al mismo tiempo que tengo estas charlas, puedo estar buscando algún video chistosón en you tube para entretenerme y descargar un libro de una librería virtual. Quizá en mi reunión virtual no tenga que preocuparme por lo que voy a ponerme, es más, ni siquiera se va a notar que he subido unos cuantos kilos de más, y lo que es más importante, en cualquier momento, me puedo desconectar de las conversaciones, alegando un fallo en la corriente eléctrica, mientras busco mi control remoto y busco ideas en los 150 canales de cable para poder tener una vida interesante y creativa con mi avatar de second life.

Analógico contra digital. Creo firmemente en que el punto medio entre estos dos es lo ideal. Quizá lo utópico. A veces ser un gran dotado en el mundo virtual implica ser un alienado social en el mundo de carne y hueso. A veces una condición no implica a la otra. A veces ambas se incluyen y ambas se cancelan.

En lo particular yo prefiero perder un par de horas buscando un libro en una librería... o llamar por teléfono a mis amigos, a pesar de la "cercanía" que nos brinda el chat... o mejor aún, prefiero convocar a mis amigos a ver películas en mi casa en lugar de compartirles el enlace para que las descarguen y las vean solos en la brillante pantalla de su ordenador.

Me gusta esta era con tanta tecnología a la mano. Los sueños pueden hacerse tangibles. Aunque sea de manera virtual (El que haya entendido la broma que se ría y si no. Pues no y ya).

Gracias a esta tecnología puedo hacerles llegar estas palabras. Sin necesidad de pasar por un filtro editorial que me publique y por el filtro comercial y competitivo de estar en el estante con otras miles de publicaciones.

Me gusta esta era actual porque me hace recordar lo más querido y anhelado de mis otras "epocas". Me permite conservarlo, reciclarlo y aplicarlo nuevamente. Sobretodo me permite disfrutarlo. Como expresarse a través de una cámara de cine y una cámara de video. De uno mismo depende qué sabor tenga el producto. A final de cuentas, es la simulación del ojo del que registra lo que se verá en pantalla. Y esa visión particular sólo cambiará de sustrato de filme a pixeles. Analógico contra digital.

Espero que el avance de la tecnología y las profecías que nos han dado los medios sobre el abuso de la misma (Matrix, Blade Runner, 2001 Odisea del espacio, Sunshine, Neuromante, Las Fundaciones y muchos más) nos ayuden a valorar nuestra verdadera condición de seres sociales y amables.

No me gustaría en ningún momento tener que decidir entre pastillas rojas o azules. O quizá llegar al punto tal que poseer una mascota viva y real sea signo de status social y de enfermedad social. Hay cosas analógicas (los seres vivos) que jamás podrán ser sustituidas por ninguna representación virtual de la realidad.

Es muy triste ver que cosas tan revolucionarias como las tecnologías que logran recrear la realidad sirvan exactamente para que la gente se evada de la que les tocó vivir. El hacerse adicto a esos mundos virtuales puede ser tan dañino al desarrollo social y mental de cada uno como el ser adicto a cualquier droga que nos sirva para evadirnos. Dado que el individuo se aliena. Se separa de su célula familiar. Se desprende de su círculo de amigos y se envuelve en una burbuja antisocial que le conecta con todo el mundo pero que no le permite relacionarse con él.

Yo adoro leer... y es através de la lectura que yo puedo acceder a mundos virtuales. Soy muy fan de la Ciencia Ficción. Y a través de ella puedo entrar a mundos donde lo que apenas pensamos posible es posible. Las lecturas de ciencia ficción son un mundo fantástico y muy excitante para mi. De la misma forma puedo expresarme del cine. O de las caricaturas. O de los cómics. Pero ello no implica que voy a dejar de convivir con la gente de carne y hueso para poder leer la última aventura del Hombre Araña. O voy a dejar de ir a trabajar por ver en DVD un maratón de caricaturas de cuando yo era niño. Y sin embargo... conozco sujetos que son capaces de no ir a su propia fiesta de cumpleaños por el simple hecho de estar planeando sus estrategia en el Age of Empires, o por estar jugando un partido en línea con su cajita X...

El hombre fue hecho para caminar y recorrer distancias. Tiene ojos para observar el mundo y comérselo en imágenes inolvidables que registrará y compartirá con otros seres humanos en la memoria. El hombre tiene brazos, manos e inteligencia para hacerse la vida más cómoda y placentera. Pero no para experimentar la vida por medio de palanquitas o josticks y teclados de computadora. Un atardecer en el mar como fondo de escritorio en la pantalla del ordenador no es sino una escena muerta. Si el que lo expone en su pantalla no fue el mismo que tomó la foto del atardecer en cuestión, porque quizá tenga muy bonitos colores, pero la memoria nos llevará de inmediato el bullicio de las olas del mar, la sensación del sol en nuestro cuerpo, el aroma de la arena mojada con el agua aslada, las olas tocando nuestros pies, las emociones que experimentamos al compartir ese atardecer con alguien más... y dudo mucho que exista programa por computadora que pueda recrear todo ello...

Vive... vive con más intensidad lo que la vida te ofrece segundo a segundo... a veces un viaje a la playa cuesta lo mismo que una consola de juegos que se descontinuará en seis meses... Y los recuerdos y las experiencias no se desgastan nunca...

Si me preguntan.... adoro la tecnología digital... me permite tener la información que de otra manera no podría tener nunca... o al menos me costaría bastante obtenerla... pero al final del día... lo que me llevo a la cama... es un humilde libro, o la sonrisa de mi esposa y la hermosa oportunidad de acariciar la cabecita de nuestro bebé... desde hace casi un año y medio que nos mudamos, decidí no tener computadoras o internet en casa... al final del día, doy gracias por haber tenido esa gran idea... porque no hay ni habrá simulador de realidad que pueda representar con plenitud la grandiosa experiencia de sentir un beso... ni información más importante que la de saberse amado... y eso sólo pasa en un mundo analógico y REAL.

No hay comentarios:

En las fauces de una fiera llamada vida...

La vida es una vieja gorda que juega damas chinas con la muerte, bebe cocteles exóticos y deja que la muerte le meta la mano debajo del vestido. No es lisonjera ni condescendiente, se burla de nosotros y nos rige bajo las leyes de un tal Murphy.

En fin, ésta pretende ser la crónica del deambular de un ente por los rollos de grasa de la gran vieja gorda. A veces con paseos por sus fauces amén de ser masticados como carne corriosa y deglutidos como un bocado suculento... Con tal de no terminar siendo parte de sus flatulencias musicales...

Sean bienvenidos a este bufete, donde todos compartimos lugar en la mesa, sin que necesariamente estemos sentados a disfrutar de él...

---