jueves, 29 de octubre de 2009

lunes, 5 de octubre de 2009

1985 (primera parte)

En semanas anteriores platicaba con @ACIDminds (vía Twitter, y sí, ya sé que Twitter no es chat) acerca de cómo vivió cada quien el temblor del '85. Todo ello derivó en que me puse a reflexionar que 1985 fue un año en que pasaron muchas cosas en mi vida, la mayoría de ellas determinantes para los años venideros.

Haciéndonos un poco más para atrás, fue a mediados de Octubre que, gracias a un inocuo concurso de calaveritas, creí descubrir que tenía capacidad literaria al hacer unas calaveritas de corte político y otras para burlarme de la plantilla de profesores y algunos compañeritos de clase. Por aquellos entonces estaba cursando el sexto de primaria. Consecuencia directa de ello fue que le entré con más ganas a eso de la "escribida" de poemas o al menos de palanbritas rimaditas y con métricas exactas, de acuerdo a los cánones del libro de español de Limusa de ese curso.

Dado a que mi antiguo maestro de quinto de primaria (recordado siempre con gran estima, Profesor Enrique Navarrete), le habían ascendido y dado el puesto de director técnico de la primaria, no fue de mucha sorpresa que hasta su escritorio llegaran mis avances literarios y mis desmadres de conducta. Fue por eso que en Enero, cuando se convocó por medio de la clase de español que escribiéramos una composición para la bandera nacional (puesto que se acercaba el 24 de febrero, día de la bandera), lo que parecía una simple tarea se convirtió en un detonante para la explotación de mi insípido talento: terminé escribiendo una poesía a la bandera de México de varias cuartillas y jamás me imaginé lo que iba a resultar de esa tarea para el resto del año.

Sobra decir, que cuando me tocó ir a los concursos de poesía y declamación, iba acumulando triunfos con esa poesía. Más porque en algunos de ellos me tocaba declamar y me traían en chinga repitiéndola con entonaciones e intencionalidades (tanto en casa como en la escuela), en otras ocasiones, el concurso radicaba en improvisar una poesía con cualquier tema que se le ocurriera a los jueces. De cualquier manera, gané los estatales.

Por alguna circunstancia, que aún no logro dilucidar bien, en mayo de 1985, recibo la invitación de entrar a concursar a otro certamen de poesía acerca de la Bandera de la Paz. Para este efecto, me hicieron lo mismo que a Bocanegra: me encerraron durante una semana en la oficina del Profesor Navarrete para que la pudiera escribir sin interrupción alguna. Y así fue hasta que la terminé. Para finales de junio, nos enteramos que había ganado a nivel nacional este concurso de la Bandera de la Paz y que me iba a ir a representar a México en poesía infantil en la Asamblea Internacional de Niños "Bandera de la Paz" que se dió lugar en Sofía, Bulgaria. De acuerdo a lo que nos dijeron, por parte del Estado de México íbamos a ir el hijo del Lic. Morquecho, quien dirigía el DIF del Estado de México (por el simple mérito de ser hijo de quien era) y su servidor. Por parte del DF, iban los mejores promedios de la primaria República de Bulgaria y de la secundaria Liudmila Yivkova. También una chica que escribía poesía llamada Mara Nadeshda.

Semanas previas a nuestra partida a Bulgaria, estuve yendo a los ensayos, con estos chicos, de los númeron musicales que iban a presentar. Honestamente, nunca se me ha dado mucho el don de gentes, y si de plano no hago click con la gente, prefiero no involucrarme demasiado. Así me pasó con mis compatriotas.

Digamos que fue mi primera lección de tolerancia en la vida. Para ellos yo era el bicho raro: el gordito cagado con matita larga que venía de una escuelita de paga católica. Para mí sólo eran incidentales.

Por aquellos días estaban de moda los bombazos en los aviones, la KGB, la CIA, la guerra fría y la de Afganistán. Bruce Springsteen le gritaba al mundo que había nacido en estados unidos y que lo celebraba bailando en la oscuridad, sacando a bailar a una futura "amiga" en un emotivo video. He-man y los Amos del Universo eran de los juguetes más codiciados entre los niños y la eterna Barbie compartía el amor de las niñas con Rosita Fresita y Rainbow Brite y los pequeños Ponies. Rambo y Comando eran la imagen viva del hombre rudo capitalista que salvaba al mundo de los terroristas y los rusos. Lara y Monarrez, Fresas con crema, Timbiriche y Fandango hacían las delicias de los adolescentes en las tardeadas del News y del Magic Circus. El Cerebro era la disco más chic del norte de la ciudad de México.Aún estaba fresco el desmadre del Negro Durazo y de Caro Quintero. Polo Polo y los Tepichines nos regalaban interminables horas de diversión sana con sus LP´s y casettes de chistes y parodias.

No recuerdo a cómo estaba el dólar, pero con sacrificios, mis padres me juntaron unos cien dolarucos aproximadamente. Lo cierto es que el factor económico fue muy importante, y aunque el DIF corría con mis gastos de viaje, ida y vuelta, y los de la Asamblea corrían con mis gastos de hospedaje, debía de llevar algo de efectivo para gastar por allá. Más adelante platicaré acerca de una anécdota en el aeropuerto de Moscú con respecto al cambio de divisas.

En los días previos al viaje tuvimos un coctel en la embajada de Bulgaria. Y al suplente del profesor que tuve en 6o. de primaria, se le ocurrió hacer una revisión de corte de cabello ( y yo, como eterno rebelde sin causa que soy, no me lo fui a cortar), y dado que yo seguía con mi matita, tuvo la feliz ocurrencia de tomar unas tijeras y cortarme aleatoriamente el cabello enfrente de toda la clase. Estaba yo muy furioso, en parte por el atrevimiento del sujeto ése y en segunda por las burlas de 35 niños a los que les serví de espectáculo. Yo creo que ese fue uno de los días en que más me había enojado, era una furia ciega y terrible. Sentí cómo se me taparon los oídos, mi piel de la cara se sentía muy chistosa, como si trajera una máscara, tenía un dolor agudo en la base del cráneo y golpeé las paletas de las bancas de mis compañeros en el recorrido que hice hacia mi lugar, que para variar estaba hasta atrás de mi fila correspondiente. El suplente, se llamaba Saúl, jamás imaginó lo que había hecho. De haberlo hecho en la actualidad, hasta derechos humansos le hubiera echado encima y quizás alguno de los presentes hubiera grabado mi megaberrinche para subirlo a youtube o para mostrarlo en el noticiero de Carlos Loret de Mola ya fuera como denuncia o como video cagadito. En fin. Ese día en la tarde era el coctél en la embajada.

En las fauces de una fiera llamada vida...

La vida es una vieja gorda que juega damas chinas con la muerte, bebe cocteles exóticos y deja que la muerte le meta la mano debajo del vestido. No es lisonjera ni condescendiente, se burla de nosotros y nos rige bajo las leyes de un tal Murphy.

En fin, ésta pretende ser la crónica del deambular de un ente por los rollos de grasa de la gran vieja gorda. A veces con paseos por sus fauces amén de ser masticados como carne corriosa y deglutidos como un bocado suculento... Con tal de no terminar siendo parte de sus flatulencias musicales...

Sean bienvenidos a este bufete, donde todos compartimos lugar en la mesa, sin que necesariamente estemos sentados a disfrutar de él...

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