lunes, 23 de junio de 2008

¿Por qué me está costando tanto trabajo escribir un cuento?

El otro día yendo de camino a casa para comer, me encontré una considerable cantidad de perros atropellados en el periférico (cinco perros en un día se me hace una considerable cantidad), a pesar de que no soy muy afecto de los caninos, siempre he pensado que un perro atropellado es sinónimo de un niño que ha perdido a un amigo o de un anciano que se ha quedado más solo en el mundo. Y siempre ha sido así... desde niño he tenido esa idea.

Por otro lado, alguien me platicó que los perros que tiene uno de mascota, al morir se convierten en una especie de guardianes de nuestras almas para llevarnos con bien al cielo cuando morimos. De hecho creo que hay una serie de películas animadas gringas con un tema parecido. Entonces... mientras estaba atrapado en el tráfico, una gimiente ambulancia comenzó a abrirse paso entre los automóviles para cumplir con su deber. En ese momento se me ocurrió una historia que explicara por qué los perros le aúllan a las sirenas de las ambulancias y de las patrullas... y me imaginé que era porque tenían la conciencia gremial de que en las guerras o en los caminos, cuando los perros se encontraban con los cuerpos de los heridos o de los muertos (aún no decido si niños o héroes) ellos los defendían de que los demonios se llevaran sus almas al infierno con sus aullidos... y que esos mismo aullidos atraían a los ángeles para vencer a los demonios.


Así que cuando escuchamos una sirena y los perros le aullan es porque no sólo una vida está siendo salvada, sino que su alma también está siendo defendida de ser arrebatada y llevada a los infiernos.


La idea ahí está... pero me ha costado mucho trabajo tratar de darle forma. Me gustaría hacerlo de tal forma que más adelante pueda ser un relato que pueda contarle a mi hijo sin que le cause miedo ni mucho menos.


Últimamente he estado alimentando mucho este blog con cosas cotidianas y con quejas, autorregaños, autocomplacencias (chaquetas mentales pa' que me entiendan y demás) pero no he podido concentrarme lo suficiente para poder escribir un cuento. De hecho he dejado muy solo mi blog de historias y cuentos.


¿Por qué me está costando tanto trabajo escribir un cuento? No lo sé... espero que sea sólo una fase. No quiero que esa idea sea otra de las que se me quedan en el tintero...


Sea pues...

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En las fauces de una fiera llamada vida...

La vida es una vieja gorda que juega damas chinas con la muerte, bebe cocteles exóticos y deja que la muerte le meta la mano debajo del vestido. No es lisonjera ni condescendiente, se burla de nosotros y nos rige bajo las leyes de un tal Murphy.

En fin, ésta pretende ser la crónica del deambular de un ente por los rollos de grasa de la gran vieja gorda. A veces con paseos por sus fauces amén de ser masticados como carne corriosa y deglutidos como un bocado suculento... Con tal de no terminar siendo parte de sus flatulencias musicales...

Sean bienvenidos a este bufete, donde todos compartimos lugar en la mesa, sin que necesariamente estemos sentados a disfrutar de él...

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