jueves, 12 de junio de 2008

Indiferencia, Ignorancia, Indolencia...

Hay una frase por ahí que dice que las cosas comienzan a existir a partir de que reciben un nombre que las designe. En algunas historias he visto situaciones donde los personajes se encuentran con otros personajes menores (niños, mascotas, y demás) y al asignarles un nombre les "crean" una identidad característica y particular. En otras historias, al contrario, he visto ejemplos de cómo mostrar indiferencia ante la adversidad y de esta manera se contrarrestra su influencia o su poder hacia úna situación en particular, un ejemplo de ello es la forma en la cual es derrotada la Gorgona Medusa por Perseo, al cubrirse éste los ojos para no ser petrificado por la mirada del mounstruo. Si no lo ves, no existe...


Todo esto viene a colación porque existen personas que ante un problema recurrente o del cual les pesa hacerse cargo, optan por ignorarlo. Usan la indeferencia como un arma para poder salir adelante ante algo sobre lo cual pueden no tener control. Pero no siempre ignorar un problema es la mejor forma de solucionarlo. Al contrario... es escapar de la responsabilidad que tienen sobre la resolución del mismo. A final de cuentas se convierte en un duelo de voluntad contra la presencia del problema... lo ignoran, lo pasan de largo, lo minimizan... esperando que el problema se resuelva por sí solo o que evolucione hacia una situación nueva y más manejable... ¡Qué pinche bodrio de actitud! ¡Como si sólo echándole un trapito encima a los problemas, fuera suficiente para desaparecerlos!


Lo lamentable es que estas personas usan sus cortinas de humo para desentenderse de los problemas a los cuales les da hueva darles solución. Tergiversan las cosas, se confunden a propósito o de plano hacen uso del galano arte de hacerse lo más pendejos posible para fingir que nada pasa. Esa situación da como resultado la proliferación de la impunidad, la irresponsabilidad y el abuso de poder, entre otras linduras. El "aquí no pasa nada" es síntomático de un sistema en franca decadencia, de una tiranía de la indolencia y del egoísmo más exacerbado del cual se pueda tener registro. Es una medida desesperante ante una situación límite... es una prueba a la paciencia que finalmente orilla a la desesperación...


Lo peor de todo es que a veces dependemos de personas que son así: jefes, gobernantes, líderes morales y políticos, amigos, autoridades y, en general, una pléyade de personajes similares que nos hacen el favor de hacernos la existencia interesante. Con un gran gozo y gusto en este momento los mando a chingar a su puta madre a todos ellos... al menos es algo más propositivo que meramente aguantarme o ignorar el asunto como si no sucediera nada... y seguirá sin pasar...

Finalmente cierro este post preguntando al amable lector si se sabe la diferencia entre ignorancia e indolencia... Pues... ¡no lo sé y me vale madres!

Abur.

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En las fauces de una fiera llamada vida...

La vida es una vieja gorda que juega damas chinas con la muerte, bebe cocteles exóticos y deja que la muerte le meta la mano debajo del vestido. No es lisonjera ni condescendiente, se burla de nosotros y nos rige bajo las leyes de un tal Murphy.

En fin, ésta pretende ser la crónica del deambular de un ente por los rollos de grasa de la gran vieja gorda. A veces con paseos por sus fauces amén de ser masticados como carne corriosa y deglutidos como un bocado suculento... Con tal de no terminar siendo parte de sus flatulencias musicales...

Sean bienvenidos a este bufete, donde todos compartimos lugar en la mesa, sin que necesariamente estemos sentados a disfrutar de él...

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