lunes, 4 de mayo de 2009

Aprovechando un poco el tiempo...

En estos días de contingencias sanitarias gracias a las nuevas plagas que azotan al hombre contemporáneo, me dí a la tarea de darme un clavado en lo que tenía escondido en el escritorio (real) y me encontré algunos manuscritos de lo que escribiera hace algunos años con respecto a los Libros de Hutush. A pesar de que es un proyecto inconcluso, descubrí que está perfectamente dividido en varias historias, así que escogí una que escribí mientras tuve varicela por allá en 1997. De alguna forma me ha parecido simpático el hecho de que esta historia naciera bajo una cuarentena y que vea la luz, al menos la luz bloguera, durante una circunstancia como la que se da en estos días de gripa porcina/mexicana/humana.

Así que si se dan una vuelta por El diario imaginario de una vida real van a encontrar esta historia llamada "El Exilio". Posteriormente, espero seguir posteando las historias que circunscriben a ésta, pero démos un paso a la vez.

Algo que descubrí en estos días aciagos fue el Twitter. Y dado que me ha gustado este asunto de las minificciones, les invito a seguir las que estoy publicando ahí. No están publicadas linealmente, sin embargo, trato de abarcar tres tramas: Lo que yo llamo "Twisted Fairies", que es una visión torcida de la continuación de algunos cuentos infantiles, siendo el tema central, su reclusión en un asilo donde el director es Hannibal Lecter. "La mujer del relojero" es un cuento de fantasía alrededor de una promesa de amor no cumplida. "Glimpses of Hutush" es una introducción a los Libros de Hutush, que es ese universo en el que se desarrolla la historia de "El Exilio" y algunas otras que ya publiqué en El diario imaginario de una vida real, a través de esta trama voy a dar pistas acerca de algunos personajes y situaciones que no pueda explicar dentro de las historias principales.

Sea pues.

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En las fauces de una fiera llamada vida...

La vida es una vieja gorda que juega damas chinas con la muerte, bebe cocteles exóticos y deja que la muerte le meta la mano debajo del vestido. No es lisonjera ni condescendiente, se burla de nosotros y nos rige bajo las leyes de un tal Murphy.

En fin, ésta pretende ser la crónica del deambular de un ente por los rollos de grasa de la gran vieja gorda. A veces con paseos por sus fauces amén de ser masticados como carne corriosa y deglutidos como un bocado suculento... Con tal de no terminar siendo parte de sus flatulencias musicales...

Sean bienvenidos a este bufete, donde todos compartimos lugar en la mesa, sin que necesariamente estemos sentados a disfrutar de él...

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