lunes, 13 de octubre de 2008

Educación responsable como solución plausible al problema de la pobreza.

Honestamente, fui un mal estudiante de ciencias sociales durante mi bachillerato, y por añadidura me declaro apartidista, y ajeno a cualquier tendencia política sea del lado que sea. Quizá esa apatía cívica mía le reste credibilidad o sustentabilidad a mis argumentos, o trasfondo teórico a mis palabras, pero a final de cuentas no pretendo dar una cátedra, sino simplemente escribir acerca de lo que pienso sobre la pobreza.

Creo firmemente que la pobreza que más aqueja a la humanidad es la de espíritu. De alguna manera los buenos valores se han hecho de lado, quedando los intereses materiales como prioridad. Cada día escucho más acerca de que las personas se sientes más solas y más vacías. Con nulo interés en su entorno inmediato, sea familiar, escolar, laboral, etc.

Se han hecho de lado muchos conceptos que antes le daban un verdadero valor a la vida. Yo sé que cuando el hambre aprieta es muy poco probable que la gente piense en filosofar o en fomentar las buenas relaciones entre semejantes o incluso, ejercer la filantropía (¿qué demonios pueden dar a los demás si no tienen nada para ellos mismos?). Pero lo que poca gente se ha puesto a pensar es que algunas de esas prácticas pueden constituir un verdadero modelo de supervivencia colectiva.

A últimas fechas hemos visto el impacto que ha tenido a nivel mundial la recesión económica de los Estados Unidos, lo cual ha provocado acelerar los atisbos de crisis económicas en algunos lugares, principalmente en los países subdesarrollados. Eso quiere decir que tal vez se generen más pobres alrededor del mundo. Primero supimos de la crisis alimentaria... y ahora esto.

Por otro lado, la filantropía parece convertirse en un espectáculo que sólo ensalza a algunos cuántos y sirve de excelente medio para evitar pagar impuestos. Por no mencionar la corrupción que existe en los eslabones intermedios entre la mano que da la donación u otorga la ayuda y la persona que recibe la dádiva finalmente.

Tengo la convicción de que una forma de combatir la pobreza es generando programas de educación gratuita dirigida por ONG´s y ejecutada por voluntarios. Yo mismo estaría dispuesto a ceder un par de horas a la semana para dar un curso de alfabetización o de menos de lectura y comprensión a comunidades que tengan la necesidad de ello. Simplemente, ante la oportunidad de tener un amplio horizonte de conocimiento y de comprensión del entorno y de la problemática comunal, es probable que los individuos puedan buscar alguna solución a su problema de pobreza. Y no hablo de ampliar sus ambiciones mediante la educación, sino de generar personas capaces de analizar su situación y de proponer soluciones a sus gobernantes.

No sé por qué se tiene la creencia de que la educación es cuestión de clases. Para tener un criterio es necesario leer y educarse. Para poder generar un análisis y una solución es necesario prepararse, saber qué se lee y para qué se lee... y finalmente exigir una solución conjunta a las autoridades de la comunidad. No es lo mismo llegar y estirar la mano que llegar con una propuesta que se pueda poner en práctica.

Pero el puro conocimiento, sin una pizaca de moral o de humanidad no sirve para nada. Para ello es necesario fomentar los valores universales de paz, sinceridad, honestidad, fraternidad y otros, para que tanto la comunidad como las autoridades puedan trabajar en conjunto, evitando cualquier tipo de roce o de discrepancia posible.

Un pueblo culto va a exigir un gobierno culto; un pueblo responsable va a engendrar a un gobierno que vele por el bien común. Quizá suene mucho a utopía, pero creo que puede alcanzarse.

Tratar con dinero es muy tentador para cualquiera, y más en estos tiempos en los que el dinero representa tanto el mando y el poder. Sólamente educando a la gente se podrán cimentar las bases de un sistema que vaya eliminando progresivamente a la pobreza.

Si nos situamos en un entorno como el campo mexicano o las zonas urbanas marginales (y marginadas) quizá nos parezca imposible ésto que planteo, pero no es así. Hace algunos años, alrededor de 10, hice mi proyecto terminal en una comunidad muy marginada y algunas de las cosas de las que me dí cuenta fueron:

- Son comunidades muy necesitadas económicamente.
- Son comunidades con un fuerte lazo familiar.
- En algunos de los casos, los valores familiares y de hospitalidad son muy fuertes. Es decir, existe una gran oportunidad de que alberguen y acepten la ayuda externa y sobretodo el apoyo de voluntariado.
- Son personas que se cuidan entre ellas mismas.
- Son comunidades que necesitan desesperadamente ser escuchadas y tomadas en cuenta.
- Lamentablemente, son comunidades esperanzadas a la acción paternalista del gobierno.
- Son comunidades con un elevado nivel de delicuencia.
- Son comunidades que viven rodeadas de impunidad y sufren la corrupción de los representantes de la autoridad.

Ahora bien, la autoridad debería generar un programa que promueva la autosuficiencia de las comunidades rurales y de las zonas marginales urbanas, obviamente, asesorados por miembros de estas comunidades que conozcan las problemáticas principales y que, en base a sus propuestas de solución (recuerden que la educación los puede a orillar a ser más propositivos), se coordinen los esfuerzos para la implementación de estos programas, siendo algunas de sus prerrogativas el hecho de eliminar requisitos y trámites burocráticos para otorgarles créditos Pymes y orientación operativa para asegurar el buen fin de sus esfuerzos. Nadie como la gente de una comunidad para poder velar por los intereses de la misma.

No se puede erradicar el problema de la pobreza si no se combate antes el problema de la ignorancia. Creo en la educación, y más en la educación orientada a solucionar problemas.

Actualmente, otro de los problemas que tenemos vinculados a la pobreza es el del desempleo. El desempleo está derivado principalmente de que las oportunidades no son las mismas para todos, desde hace algunos 30 años a este punto, hay carreras (universitarias y técnicas) que se han puesto de moda y son las mismas que la oferta educativa ha promovido de manera irresponsable y deficiente. Hay carreras de moda que saturan la matrícula de las universidades y que hacen las delicias de las escuelas técnicas y de las universidades patito.

Dando como resultado un atascamiento de las vacantes laborales con profesionistas que no están bien preparados y que demeritan la calidad de los servicios que se ofrecen. Ante tal oferta de empleados, las empresas se van con los más baratos, en pro de las ganancias. Lo que se necesita es hacer un estudio de las necesidades que hay en las comunidades y ofrecer las carreras universitarias que estén de acuerdo al desarrollo económico, agrícola e industrial de la zona.

Es ahí cuando la educación que se les otorgue a las comunidades debe estar orientada a la concientización y solución de sus problemas. Las aspiraciones personales no están peleadas con el desarrollo de la comunidad. Ésa es una educación responsable y visionaria.

Sea pues…




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En las fauces de una fiera llamada vida...

La vida es una vieja gorda que juega damas chinas con la muerte, bebe cocteles exóticos y deja que la muerte le meta la mano debajo del vestido. No es lisonjera ni condescendiente, se burla de nosotros y nos rige bajo las leyes de un tal Murphy.

En fin, ésta pretende ser la crónica del deambular de un ente por los rollos de grasa de la gran vieja gorda. A veces con paseos por sus fauces amén de ser masticados como carne corriosa y deglutidos como un bocado suculento... Con tal de no terminar siendo parte de sus flatulencias musicales...

Sean bienvenidos a este bufete, donde todos compartimos lugar en la mesa, sin que necesariamente estemos sentados a disfrutar de él...

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