lunes, 15 de diciembre de 2008

Vamos a bailar slam, pero sin perder el glam... ¡todos vamos a rockear en esta navidad!

Estas fechas (diciembre y sus navidades) son un gran pretexto para que el inconforme que todos llevamos dentro se ponga más a la vista... Tal pareciera que ser feliz, o simplemente estar alegre, en estos tiempos (si, estos tiempos presentes, no sólo diciembre y sus navidades) es sinónimo de estar afectado de las facultades mentales o de no estar inn, o simplemente de pasar ante la opinión del grueso de la población como un reverendo idiota. Son tiempos de crisis y de recesión económica, al menos a mí en ese rubro no me ha ido como lo esperaba, en el súper las cosas cada día están más caras y de peor calidad... y puedo agregar aqui una gran cantidad de motivos por los cuales uno puede estar más verde y amargado que el Grinch y aún así, con la debida actitud, pasar como una persona "cool"(era).

El hecho es que la felicidad o alegría decembrina no siempre depende de lo que puedas adquirir en estas fechas, o de lo que poseas... pero sí requiere mucho de la actitud propia hacia las situaciones en particular. Este fin de semana podría decir que me pasé una prenavidad muy rockera, simpática y alegre en compañía de mi esposa y mi hijo.

Si hay algo que siempre he disfrutado a lo largo de mi vida es la música. No es que sea un melómano consumado (¿o consumido?), pero lo que sí es definitivo es que la música siempre me ha anclado a lugares y momentos específicos de mi vida que atesoro o repelo, de acuerdo al tipo de circunstancia y de rola.

Este fin de semana, gracias a la magia del iTunes, me pude armar un disco con los éxitos de "las ardillitas de Lalo Guerrero en Navidad" (nuestra versión muy mexicanizada de Alvin & the Chipmunks) y otro más con los EP's de los villancicos de Lost Acapulco y el "Nos vemos en el Invierno" de Moderatto. El resultado fue genial: resulta que a mi hijo le encantan los guitarrazos del Reverendo, Warpig y amigos que les acompañan, así mismo, tanto a mi esposa como a mí nos fue un deleite identificar las rolas y los grupos clásicos del rock que homenajea Moderatto en sus villancicos rockerones. Disfrutamos de esa música mientras terminábamos de arreglar nuestra casita con motivos navideños.

Quizá a algunas personas les parezca una abominación esto de escuchar a Moderatto y mucho más bizarro que los recomiende, pero hay un fanático en mi que ve más allá del maquillaje y las paysadas: tenemos ahí a la mitad de Fobia, parte de la alineación original de Titán y de Microchips, en general, músicos que ya llevan un buen de rato en la escena musical nacional (hablo de México) y que, de acuerdo a lo que les he escuchado, con un gusto musical muy puntual e histórico, mismo que se refleja en este disco. Tenemos el clazicaso del Niño del Tambor con una genial intro y arreglos a lo "we will rock you" de Queen, mismos a los que les hacen otro homenaje en la rola de "Noche de Paz"... "Blanca Navidad" como si la tocara Meat Loaf en los noventas, es decir puedes encontrar no sólo las bromas musicales perfectamente ejecutadas por este grupo, sino que, incluso, puedes identificar épocas de tu vida y mezclarlos perfectamente con esa actitud desenfadada que tuvimos durante los finales de los ochenta y los principios de los noventa aquéllos que en esa época transitábamos por la adolescencia. Más homenajes y referencias musicales que pueden encontrar en esa joyita navideña son: Poison (específicamente Ride the wind en la rola que le da título al disco), la cuenta al estilo U2 en Vertigo, Aerosmith, Megadeath y otros más.

Por otro lado, siempre he sido un entusiasta del surf y del rockabilly, y fuera de algunas canciones sueltas que me había encontrado por ahí de Brian Setzer y su orquesta, no había escuchado villancicos más movidos que los de Lost Acapulco en sus discos "Lost en Navidad" y "Navidades Soleadas", ambos EP's perfectamente disfrutables, bailables, cotorreables y hasta correteables, con geniales interpretaciones de Blanca Navidad, el Burrito Sabanero, Noche de paz, los Peces en el Río y Campanas de Belén, entre otras linduras.

Con respecto a las Ardillitas de Lalo Guerrero, no puedo decir otra cosa a su favor que son una obligada herencia musical y cultural que pienso heredarle a mi hijo hasta que tenga él mismo la decisión de seguir escuchándolas o de mandarme a la goma con ellas (tal como lo hace mi compañera de trabajo Mulizza en estas fechas).

El hecho es que la magia quizá inició con la actitud de esta selección musical, pero el ingrediente más importante fueron mi hijo que se emocionaba y se movía al ritmo de tales piezas musicales y mi esposa con su carita de sorpresa y alegría al reconocer no sólo los villancicos, sino las rolas que se homenajeaban en los mismos. Hubo un momento en que los tres estábamos bailando y saltando, con nuestro slam particular de besos y abrazos. Quizá ese día sea el que más recuerde de la Navidad de este año. Fue nuestro momento más navideño, más rico... el momento en que más nos disfrutamos como familia (ya no en proceso de construcción, sino en proceso de consolidación). Fue un momento muy hermoso, sobretodo por la carita de mi bebo al ver las luces de su arbolito de navidad y los adornos que habíamos colgado en las paredes y en las puertas. A pesar de que los departamentos de interés social son unos huevitos, tratamos de que este huevito nuestro fuera lo más acogedor para sus habitantes y la sonrisa y la alegría de mi hijo al ver los adornos y la ambientación navideña que pusimos su madre y yo con algunos adornos que nos regalaron nuestros familiares, fue más que motivo suficiente para que repitamos el numerito año con año.

Es de huevos este asunto de ser esposo, padre y rockerón al mismo tiempo...

Doy Gracias por ello.

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En las fauces de una fiera llamada vida...

La vida es una vieja gorda que juega damas chinas con la muerte, bebe cocteles exóticos y deja que la muerte le meta la mano debajo del vestido. No es lisonjera ni condescendiente, se burla de nosotros y nos rige bajo las leyes de un tal Murphy.

En fin, ésta pretende ser la crónica del deambular de un ente por los rollos de grasa de la gran vieja gorda. A veces con paseos por sus fauces amén de ser masticados como carne corriosa y deglutidos como un bocado suculento... Con tal de no terminar siendo parte de sus flatulencias musicales...

Sean bienvenidos a este bufete, donde todos compartimos lugar en la mesa, sin que necesariamente estemos sentados a disfrutar de él...

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