viernes, 29 de mayo de 2009

Another blast from the past...

El día de ayer que salía de dar mis clases de Potoshó para personal que trabaja en nuestro H Senado de la República, caminé hacia el Paseo de la Reforma y, mientras esperaba mi pesero, un automóvil se me acercó. De simple inspección me pareció que el conductor quería que le diera alguna instrucción o que le aclarara alguna dirección, dada mi habitual indiferencia hacia los extraños lo ignoré olímpicamente hasta que noté que buscaba hacer contacto visual con insistencia. Total que no resistí la curiosidad, así que me acerqué. La sorpresa fue muy grata, se trataba de un ex-compañero de trabajo al que hacía casi 10 años que no veía: El buen Rubén.

Cada vez que escucho música electrónica o que veo que se hace referencia al "Colmillo", me viene a la mente el buen Rubén y mi ex-jefe Espiridión. Gracias a ellos, conocí a grupos como Olive y a dj's como los Pauls, Oakenfold y Van Dyke. Eso sin olvidar que también gracias a ellos pude revalorar a un grupillo noventero llamado Dee-lite.

De Rubén recuerdo un detalle muy simpático cuando estaba trabajando con él y Spiri, en alguna ocasión la novia que tuve en turno me cayó de improviso al trabajo y me llevó de comer unos chiles rellenos que me había preparado con sus manitas y su más profundo amor. He de confesar que tal platillo para nada figura en mi top de comida. Total, que a la hora de la comida miré con tristeza el toper con los chiles rellenos que no me pensaba comer, y noté que Rubén no había llevado comida... así que le pregunté acerca de lo que planeaba comer... él me dijo que iba a encragar una torta... así que de inmediato le sugerí que si intercambiábamos nuestra comida, que él me comprara una torta y yo le ofrecía los chiles rellenos que me habían preparado. Resultó que aceptó gustoso el intercambio.

En esa ocasión todos fuimos muy felices: Yo me comí una super torta, Rubén disfrutó de una comida casera hecha con amor, y mi entonces novia recibió los elogios de mi amigo a sus esfuerzos culinarios, a través de mi boca y agradecimiento.

Ahora que lo ví, le ví en una gran forma y con mucha desenvoltura. Me agradó mucho verlo. Para poder platicar un poco, Rubén me ofreció un aventón, dado que a donde yo me dirigía estaba en su ruta. En ese breve trayecto, nos pusimos un poco al corriente. Al despedirme de él, le dije que me sentí afortunado de haberlo reencontrado. Y fue cierto. Quizá movido un poco por el ego, me agradó encontrarme a alguien del pasado a quien le dió gusto verme. Y eso me hace sentir afortunado. Me da gusto que la vida trate bien al buen Ruben. Amí así me lo pareció y deseo de corazón que así sea.

Hoy al medio día, mientras esperaba a mi esposa afuera del consultorio de su doctor, mientras me deleitaba todavía con el "9 Aquitania" de Jordi Soler, me sorprendió mucho ver que una mujer se acercaba a mí diciéndome que me conocía. Tal pareciera que mi memoria visual es mejor que la de los nombres, dado que recordé el rostro, pero no el nombre... Se trataba de Magda, ex-compañera de la universidad. De igual manera, me sorprendió mucho ver la emoción y la sorpresa en su rostro al verme. A pesar de haber compartido en pocas ocasiones los ejercicios y las tareas con ella y con otros compañeros, el recuerdo que se conserva de aquellos días es bueno y apreciado. Cuando mi esposa salió de su consulta, de inmediato las presenté y me dió gusto compartir un poco de mi pasado con mi presente. Con Magda, y con otras compañeras más, trabajé todo un trimestre en la materia de diseño de escenarios teatrales y de displays. En ese trimestre nos tocó una huelga de aquellas que los del sindicato de trabajadores de la UAM-Azcapotzalco nos tienen acostumbrados. Si mal no recuerdo, un gran talento de Magda era trabajar el papel maché, dado que sus padres tenían un negocio de piñatas. Eso nos ayudó mucho al momento de trabajar nuestras maquetas.

De alguna manera, tanto a Rubén, como a Magda, los traté tangencialmente en su momento. Y aunque quizá en ese entonces no formamos una relación sólida de amistad, veo que prevalece el compañerismo y que los buenos recuerdos dejan una grata percepción en ambos sentidos, de ellos hacia mí y de mí hacia ellos.

En dos días reecontré a dos personas que jamás imaginé volver a ver... Y me dió gusto verlos. Honestamente, me siento afortunado por ello.

Sea Pues.

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En las fauces de una fiera llamada vida...

La vida es una vieja gorda que juega damas chinas con la muerte, bebe cocteles exóticos y deja que la muerte le meta la mano debajo del vestido. No es lisonjera ni condescendiente, se burla de nosotros y nos rige bajo las leyes de un tal Murphy.

En fin, ésta pretende ser la crónica del deambular de un ente por los rollos de grasa de la gran vieja gorda. A veces con paseos por sus fauces amén de ser masticados como carne corriosa y deglutidos como un bocado suculento... Con tal de no terminar siendo parte de sus flatulencias musicales...

Sean bienvenidos a este bufete, donde todos compartimos lugar en la mesa, sin que necesariamente estemos sentados a disfrutar de él...

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