De alguna manera, usar los medios electrónicos como una vía para combatir y sustentar causas humanitarias me parece una gran idea. Es una de las ventajas que da la gran democratización que es la globalidad del internet. Quizá parezca un poco clasista tener en cuenta que precisamente los objetos directos de la causa de este día quizá no tengan acceso a toda la información que hoy se generará durante la jornada. Quizá suene petulante de mi parte aseverar que no es a ellos a quienes se les dirige la mayor parte de estos posts, sino más bien a las personas que, detrás de un monitor, sean capaces de hacer una diferencia más marcada que la que podemos hacer aquellos que sólo posteamos en este día.
Ya lo había comentado en mi post anterior, también dedicado al Blog Action Day, lamentablemente en un ambiente de crisis como las que se han venido en los últimos días, es muy difícil que el ciudadano común piense en alguien más allá que en su familia y en sí mismo. Y no estoy emitiendo ningún juicio de valor, no señor, de ninguna manera.
También ya había comentado acerca de la pobreza de espíritu que adolecemos actualmente, no por falta de una devoción religiosa, sino más bien por el proceso de desvalorización que estamos sufriendo a lo largo de estos tiempos. Vemos las noticias y nos enteramos de que los asesinatos se cuentan por miles en lo que va del año y lo tomamos tan natural como si nos hablaran de cualquier otra banalidad y no se tratara de vidas humanas truncadas. Así mismo, pareciera que estamos vacunados de sensibilidad ante las condiciones infrahumanas en las que viven los menesterosos que nos encontramos en la calle, nos consolamos y nos absolvemos de nuestra falta de interés argumentando que ellos han elegido esa forma de vida, que ellos ganan más con la pepena y la mendición que nosotros con nuestro sueldo.
Nos envolvemos en nuestra burbuja suburbana y clasemediera, y evitamos hacer contacto visual con aquellas personas que nos representan el fracaso y el fondo de la situación económica. Nos limitamos a ceñir el cejo ante el muchachito desarrapado que nos obliga a darle unos cuantos pesos a cambio de embarrarnos el parabrisas con no se qué sustancia. Mostramos indiferencia ante la indígena que nos estira la mano mientras carga a su eterno bebé en un ayate. Nos volvemos a justificar ante nosotros mismos al recordar lo que dicen por ahí acerca de que forman parte de una red de corrupción y de engaño, que rentan a los niños, a los cuales mantienen dormidos a propósito para que no les den lata y puedan tenerlos con carita de enfermos el mayor tiempo posible.
Nos sentimos muy bien hablando de causas justas, criticamos el circo y la publicidad que hacen algunos medios acerca de sus fundaciones, dudamos de que ese dinero vaya a parar directamente, y sin recortes, a las personas que lo necesitan. Ya en el post pasado hablé de un esquema de plan de acción, basado en la educación, para dirigir las fuerzas civiles y gubernamentales en pro de las comunidades necesitadas. Quizá lo que planteé es una mera utopía, dado a que hará falta una infraestructura suficiente que soporte y avale tales procesos. Sin embargo, creo que medios como éste con causas como la de Blog Action Day, sirven para que ésa propuesta pueda ser leída por alguien que tenga una mayor visión y una mayor posibilidad de llecar a cabo mi propuesta. O quizá enriquecerla, o desecharla. Modificarla, hacerla propia... no importa. Lo que realmente importa es que se muevan manos para ayudar a abatir la pobreza. Bien sabemos que la solución no está en mantener las manos estiradas de un lado y otras proveyendo del otro. De esa manera lo único que vamos a promover es una parasitosis social. Y en algunas ciudades esta parasitosis ya es una realidad.
Yo no sé cómo organizar una ONG. Tengo el perfecto pretexto de ser apartidista, antiburocrático y de tener un trabajo absorbente en tiempo y un sueldo miserable que no me permiten atender apenas a mi familia (esposa e hijo) adecuadamente. Pero seamos honestos, quizá si cuente con par de horas a la semana para impartir alguna clase de redacción o de simple alfabetización que ayude a marcar una pequeña diferencia. Dos horas. Creo que es una aportación suficiente para comenzar a echar a andar al pelota. Si otras personas junta sus dos horas respectivas, vamos a tener el tiempo suficiente para participar de un programa de capacitación como el que propuse en mi post anterior.
No tengo más medios qué ofrecer sino mis manos, mis conocimientos y la intención de ayudar a hacer una pequeña diferencia. Y con eventos como el Blog Action Day no creo que esta manifestación quede como una voz en el vacío.
No lo sé de cierto... pero lo supongo.
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