martes, 23 de septiembre de 2008

OST (Original Sound Track) Parte 0001

La mayor parte de mi existencia me he anclado a fechas y eventos especiales por medio de mi melomanía. Hace un rato mientras vagaba por los blogs musicales que frecuento, me topé con un post que pone uno de los autores acerca de lo que sería el soundtrack de su vida. De hecho hace un ejercicio de memoria muy singular al no sólo enumerar y mencionar las canciones, sino que además describe el momento de su vida al que hace referencia. Lo cual, al menos para mí, es muy loable.

Tal hazaña (he de aceptar que la mayoría de los blogs que frecuento... o que recomiendo... o que de menos le hago un shortcut es porque hubo algo ahí, o en la personalidad que refleja quien ahí expone, que me ha hecho admirarle, ergo, cualquier blog o sitio que tenga aqui mencionado o recomendado no será fortuito o por mera asociación... por lo regular son mis estrellas particulares en este gran firmamento que compone la red) me ha dejado pensando en las canciones que bien pueden formar parte de mi score particular de vida. Esto de alguna manera, me ha hecho recordar algunos pasajes de Glamourama (de Bret Easton Ellis), en los cuales el protagonista nos relata siempre en primera persona y, a veces... sutilmente sin notarlo, a manera de guión técnico audiovisual, las rolas que se imagina mientras realiza las acciones que detalladamente nos describe. Me encantaría poder hacer una lista de canciones y narrar los hechos anclados a ellas, desafortunadamente, quedaría una biografía enlistada muy enredada, dado que mis recuerdos son oscilatorios, lamentablemente no creo tener mala memoria, pero sí una muy selectiva, es decir, hay cosas que mejor preferiría olvidarlas.

Sin embargo, bien podría enlistar un breve OST particular de lo que han sido los últimos 4 años de mi vida, mismos en los cuales ésta ha sufrido muchas transformaciones y vueltas de tuerca. Aclaro, pues, que so pena de tener una secuencia narrativa a lo Pulp Fiction, ahí les va el agua:
  1. Love song , Originalmente interpretada por the Cure y desembalada del enigmático álbum Desintegration, la versión a la que hago referencia es a aquella que coverea el grupo 311. Principalmente me recuerda la época en la cual me enamoré de mi esposa y de un viaje muy significativo que hicimos junto a nuestros amigos comunes a Acapulco.
  2. Forever young, la original es de Alphaville, pero por allá de 2004 tras el boom inicial que tuvo la serie the OC y su OST retacadado de revivals ochenteros, es la versión de the Youth Group la que más me ha significado en estos últimos 4 años. Esta versión en particular me fondea por la transición y redescubrimiento interno que tuve por aquellos ayeres.
  3. Oh Mandy!, de the Spinto Band, si mal no recuerdo, me ubica en aquella primavera del 2005 donde se desarrollaron la mayoría de las decisiones importantes que han marcado mi vida actualmente.
  4. Sunshine, de Vaquero. Banda por la cual pasara el Chetes que todos odian y/o aman. Para mí es una de las rolas más pone de buenas que conozco. Simplemente me lleva a ese estado perenne de felicidad lúdica compartida que me gustaría prolongar por el resto de mi existencia.
  5. En este apartado comienzo a hacer lo que se me viene en gana y menciono varias canciones: Cenit de la Castañeda, nuevamente Love Song (la misma versión de 311), A Oscuras de la Lupita y Just Like Heaven (si, la rola es original de the Cure) pero la versión de Katie Melua. ¿La razón por la cual estas rolas están juntas? Muy simple. Todas ellas fueron nuestras canciones de boda. Las cuatro fueron bailadas por su servidor y su esposa en la celebración de nuestra boda por la iglesia.
  6. City of Blinding Ligths y Beautiful Day, ambas de U2. Ambas mis ringtones particulares durante mi transición de soltero a casado. Ambas muy referentes a ese concierto de Febrero del 2006 que cimbró el Coloso de Santa Úrsula y que me hizo reafirmar mi promesa de matrimonio a mi actual esposa.
  7. Only When I'm High, al parecer de Wheatus. Una rola que me lleva a un estado límbico ideal de soltería y descocamiento. De allá por finales del 2004.
  8. Chubaca tiene un secreto y Godzila, ambas de una agrupación mexicana llamada Niña. Y cualquier rola intrepretada por los chamacos de Austin TV. Ambos grupos me representan al eterno adolescente que vive en mí y que se admira cada vez que su artista favorito saca nuevas cosas. En especial, a aquél adolescente que quiere vivir con una radio insertada en su cabeza donde sólo moran rolas y rolas que le hacen feliz y que le hacen sentir que aún puede comerse al mundo a puños, a pesar de estar cerca de la mitad de sus treintas y pasar de los 120 kgs. Aquél adolescente que aún aspira a encontrar la oportunidad que le haga demostrar su capacidad de crear y dirigir su primer largometraje con el cual revolucionará la forma en que son percibidos los medios audiovisuales, su narrativa y su reflejo de la realidad. Actualemente, ese adolescente está tomando conciencia de que ya es esposo y padre y de que hay que compaginar los sueños, las aspiraciones y las responsabilidades sin morir en el intento.
  9. Float On, de Modest Mouse. Si actualmente existiera Rock 101, ésta rola habría sido uno de sus clásicos instantáneos y, adornada por la etiqueta impuesta por la voz de Jordi Soler o Luis Gerardo, estaría flotando en la programación nocturna de dicha estación junto a clásicos de Morrisey, David Bowie, Pulp, James, Oasis y un largo etcétera.
  10. En general, cualquier rola de los Fresones Rebeldes, ideales para pasar la tarde editando cualquier mamada de video o un medio día de domingo mientras lavas el coche. Su sabor atemporal a rock de los 60´s estilo César Costa o Julissa, con sus letras cínicas e incluso hasta siniestras han marcado mi vida para siempre. Su sabor agridulce no edulcora la realidad, pero es buen aperitivo para acompañarla.

Y hasta el momento, hasta aquí. Me faltan muchos grupos, muchas rolas. Muchos recuerdos. En total casi 35 años de pura melomanía.

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En las fauces de una fiera llamada vida...

La vida es una vieja gorda que juega damas chinas con la muerte, bebe cocteles exóticos y deja que la muerte le meta la mano debajo del vestido. No es lisonjera ni condescendiente, se burla de nosotros y nos rige bajo las leyes de un tal Murphy.

En fin, ésta pretende ser la crónica del deambular de un ente por los rollos de grasa de la gran vieja gorda. A veces con paseos por sus fauces amén de ser masticados como carne corriosa y deglutidos como un bocado suculento... Con tal de no terminar siendo parte de sus flatulencias musicales...

Sean bienvenidos a este bufete, donde todos compartimos lugar en la mesa, sin que necesariamente estemos sentados a disfrutar de él...

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