Tal pareciera que la replanteación de mio existencia al llegar a la micha de mi 35 años no ha dejado de perseguirme. Por un lado, recién acaba de pasar un evento en Radio Ibero donde se homenajeó se recreó a Rock 101. Y a pocos días después, gracias al arribo de Metallica, el metal se está poniendo de moda otra vez en los medios masivos.
Con Rock 101 aprendí que había algo más allá de la Magia Digital del 96.9, y del High Energy de 103.3. Descubrí que el rock iba mucho más allá de los videos de Van Halen y de Twisted Sister, aprendí que detrás de The Wall, había una ideología de reflexión acerca de un evento histórico social y una posición política al respecto, mucho más allá de ser una mera rola que me asustaba de chiquillo. Rock 101 me enseñó que había un gran marco referencial tras lo que escuchaba a través de su frecuencia.
Rock 101 me enseñó a ser alternativo, aún antes de que se popularizara el término al principio de los 90's con el grunge y sus derivados musicales. Era un lugar mágico que me mostraba un mundo inexplicable y nuevo, a pesar de cubrir una cuota de años no limitada a lo que había nuevo o de moda. Muestra de eso es que disfruté mucho de Rush o de Jetrho Tull, completé mi etapa de adicción a The Doors con Deep Purple; conocí que había algo más allá del rock pop e inocuo que estrellas de los 80's nos presentaba como lo último y descubrí que Peter Gabriel tocaba más cosas que Sledge Hammer, que Genesis no era sólo el escaparate de Phill Collins y que tuvo su etapa progresiva. Gracias a Rock 101 supe que Cher tuvo colaboraciones en rolas rockeras con Meat Loaf.
Rock 101 me daba la sensación de seguir siendo rebelde, de seguir gustando del rock en todas sus manifestaciones y de ser rebelde al mismo tiempo. Yo contaba con 11 o 12 años por aquél entonces. Me sentía que había crecido en ngustos musicales, no sólo por conocer música que mis compañeros ignoraban que existía, sino por saber de fondo de dónde venían esas rolas.
Antes de que hubiera un boom del Rock en mi Idioma en 1988, ya sabía de algunos grupos mexicanos como Ritmo Peligroso o los sempieternos Botellita de Jerez. Javier Batiz y carlos Santana no eran nombres desconocidos para un puberto de mi edad. Ramoncín, Rosendo y Joaquín Sabina ya eran coreados por mi o tarareados al menos, cuando mis compañeros de clase se sentían conocedores al mascullar la letra de la novia pechugona.
The Cure y Depeche Mode me significaban no sólo las dos corrientes opuestas de gustos de niños fresas de 1987. Para ese entonces ya me sabía la secreta relación que había entre Robert Smith, Gustavo Ceratti, Bon Lara y Saúl Hernández.
Jamás había ido a un hoyo funky, por no tener la edad para hacerlo y los medios, pero me enteraba de las tocadas fresas de grupos One Hit Wonder en el Margo y en el Rock Stock.
"Me quieres cotorrear" de Kenny y los eléctricos era una vieja conocida para mí cuando la programaban perdida en las tardeadas del News o del Magic Circus, entre "Lobo Hombre en París", "Perdido en mi habitación" y la versión de "Lily Marlen" de Olé Olé.
El Chiringuito era uno de los programas que más disfrutaba. Al igual que su estación hermana, Espacio 59 y su posterior conversión en Radio Alicia, primero frecuencia, después el programa de las dos de la tarde en 1992.
Durante mis años de prepa, escuchar Rock 101 me alienaba y me daba ventaja sobre el conocimiento de rock y metal que tenían mis cuates. Uno de ellos me dijo que escuchaba una estación de hippies... el otro me tachó de chavo new wave (¡en 1990!) por haberme descubierto escuchando rock progresivo en 101.
Aún en los primeros años de la carrera universitaria, no fueron pocas las noches que me sorprendieron haciendo tarea y escuchando a Clauzzen en Rock 101 Vestida de Mujer. "Al otro lado del espejo", llenaba los huecos de mis martes por la noche con su rock lisérgico. Juan López Moctezuma me daba la bienvenida a la vida nocturna con su "Jazz Vampiro" y sus saludos al pollito... Precedido los lunes por la "Argonáutica" del maestro Soler.
Rock 101 estuvo ahí cuando comencé a escribir mis primeras historias de terror y las de amor, visto desde la distorsionada visión que tengo del mundo. No fueron pocas las ocasiones en las que la música ahí expuesta me inspiraba a escribirle sentidas y emocionales poesías calenturientas a la Dulcinea en turno. O las veces que me acompañó en momentos duros o de solaz y esparcimiento con los otros alienados que la habían descubierto o la iban descubriendo al igual que yo.
El Paso 67 que me acompañaba en las mañanas al llegar a la UAM-Azc. Cómo olvidar a Abel y sus "cuatreros fantásticos", herederos directos de la Puertita Antiradio. Las charlas de cine de Jordi (Soler) y el Flaco me hicieron buscar y rastrear al menos tres muestras internacionales de cine y darme cita con mis cuates en el Pecime.
En su última etapa, Los Cuernos de la Luna y la Gaveta 12 hicieron de sus Aquelarres, los puntos de encuentro etílicos y literarios entre el clan de amigos. Mi más nutrida producción literaria se dió gracias a esos dos programas de radio.
Sumamente feliz fui el día que conocí a Clauzzen y a Lucila Zetina en una MeCyF. También ahí conocía a Iñaki Manero. Ese día iba con mi cuate Lizardo y fuimos a la premiere de Utopía 7. La última película donde actuó Claudio Brook (una pista de quién era: ¿ubican al villano ruco de "La invención de Cronos"?).
Gracias a ellos disfruté como nunca a Santa Sabina, Radiohead, Lou Reed, U2, David Bowie, Morrisey, Sisters of Mercy, Gitane Demonae, Cristian Death, Pulp, incluso a The Prodigy y Smashing Pumkins. Es curioso, pero cada que escucho Evil de Interpol, cualquiera de los Arctic Monkeys y sobre todo Float On de Modest Mouse, pienso que fueron rolas que bien pude haber conocido en Rock 101 sin pedo alguno, si aún existiera.
En fin... puedo decir que viví mi propia versión y estilo de vida al modo Rock 101 desde 1985 (año en que lo descubrí) hasta su desaparición en 1996. De menos 10 años con una actitud que crecía conmigo.
Por otro lado, gracias a Metallica y, anteriormente, el Guitar Hero, ha regresado el metaaaaaal a los medios masivos. Así como hace algunos meses fue el deleite de la Radioheadmanía y por doquier los escuchabas, ahora no sólo escuchas al grupito de Hetfield, sino que el abanico del infierno se ha abierto de manera brutal. Lo cual agardezco mucho.
He de confesar que no conozco todo el metal que existe, pero al menos el espíritu y la actitud se tratan de rescatar... quizá edulcorados a los tiempos actuales y de acuerdo a la apatía que embarga a la gente de estos tiempos.
Pero escuchar metal me detona a mis años de prepa, cuando me podía comer el mundo a pedazos sin siquiera masticarlos, y cuando el momento más metalero al que podía aspirar era a atascarme de horas enteras de chelas, habanos cubanos y videos de conciertos de Kiss, Motley Crüe, Guns'n'Roses, Van Halen, AC/DC y Judas Priest. Todo ello en el refugio ofrecido por mis cuates de la hermana república de Coacalco, "el cuchillo" y "el miraro".
En menos de una semana el pasado me ha invadido en muchas maneras, y por lo que veo y oigo... todavía falta un poco más. Esto me replantea. Me renutre. Me reinventa.
Sólo necesito disfrutarlo ya agradecer por ello. Porque sé que nada fue una alucinación mía. Sé que realmente existió. Y yo estuve ahí...
Sea pues.